No cabe duda que el amor es lo más hermoso de este planeta y sin lugar a duda, Juan Gabriel era una persona con un corazón de oro. A tan solo unas horas de su muerte,
don Justino, un hombre de 77 años de edad, conmovió al mundo entero con su historia. “No tenía dinero, casa, ni nada, yo solo pedía trabajo a cambio de un taco y él fue como un ángel que me mando Dios.
Yo llegue a su casa a pedir trabajo y él estaba en el patio, cuando yo me acerque a hablar con uno de los empleados el señor se acercó también y me ofreció pasar a comer. No solo me dio comida y trabajo, me dio techo y le mando dinero a mi familia para que pudieran venir para acá, porque yo no podía salir porque soy indocumentado. Él tenía un corazón de oro, no merecía morir” señaló don Justino, con lágrimas en los ojos.
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